LAS PEQUEÑAS COSAS…
Eliseo Castillo
PRIMERO VINIERON
“Cuando los nazis buscaron a los comunistas / me callé por que yo no era comunista, / cuando encarcelaron a los socialdemócratas / me callé porque yo no era socialdemócrata, / cuando buscaron a los católicos no protesté / porque yo no era católico, / Cuando me buscaron a mi, ya no había nadie / que pudiera protestar”… Martín Niemöler
Nunca estará de más repetir este pasaje, menos aun en tiempos tan aciagos donde los canallas se apersonan y reclaman el control de la humanidad.
Decíamos ayer que una de las tonterías más grandes que cometía la presidenta Claudia era empujar un encuentro diplomático con quien no sabe de diplomacia; menos aun de respeto en un encuentro de iguales; en el caso de Trump es impensable que este tipo acepte encuentros justos; o se le reconoce su superioridad, o no hay nada; o se acepta que al final debe salir ganando algo, o no acepta reuniones; por tanto forzar encuentros desiguales es como darse un tiro en el pie…, por lo menos.
Está comprobado que en todas las relaciones sociales humanas hay una pequeña o grande lucha por el control del evento; se ve en las familias, en las reuniones entre hermanos; es patético el esfuerzo por lucir superiores, por manifestar el éxito personal; mientras que en la pareja se da una lucha durante toda la vida que permanecen juntos, donde cada uno intenta ser la figura central que ha logrado mantener la unión…; es satisfactorio exclamar… ¡si no fuera por mi, por mi esfuerzo; por mi trabajo, por mi dinero, por mi sentido común; esta relación ya sería historia; ya estaríamos separados!
Así son las relaciones de dependencia en general; se mantiene por los intereses que cada quien tiene en las mismas. Si no hay utilidad, no interesa la unidad.
La queja que enarbolamos contra el gobierno nazi-fascista de Donald Trump se alimenta de las relaciones obligadas que mantenemos como vecinos inevitables, y como socios comerciales estratégicamente establecidos.
Lo primero no esta en nuestras manos evitar, la geografía nos asignó este lugar y no hay forma de dejar de ser vecinos de los Estados Unidos, con gobiernos intervencionistas sistemáticos. Recordemos que de ahí viene la célebre frase, algunos la atribuyen a Porfirio Díaz, pero al parecer no es cierto eso; aquello de que ¡Pobre México, tan lejos de Dios, y tan cerca de los Estados Unidos!
La dependencia comercial y económica si que es una relación social que se ha ido construyendo entre encuentros y desencuentros por cuestiones de intereses económicos; es normal; nadie quiere perder cuando trata de negociar un bien o servicio.
La relación comercial con Estados Unidos nunca ha sido la mejor posible; por el contrario, de manera desventajosa se ha tenido que negociar, sujetos siempre a los intereses y metas de nuestro vecino.
Las cosas como son; la dependencia comercial es inducida, controlada por las grandes marcas comerciales norteamericanas; peros siempre se le da una maquillada a la misma.
Cuando las relaciones son forzadas se nota de inmediato; todo se va dando de forma muy cuadrada; por ejemplo, el Tratado comercial es una relación necesaria para las grandes empresas fundamentalmente de ellos; hoy, el propio Trump nos muestra el desprecio que tiene a los mismos acuerdos; los viola según sus intereses; los destruye si así le beneficia.
A esto llamamos dependencias sociales construidas, que en ocasiones huelen y saben a inevitables dada la diferencia de fuerza entre los socios; en este caso entre México y Estados Unidos.
En este caso, podemos pensar que fue mejor para la presidenta Claudia el no entrevistarse con Trump en la reunión en Canadá del G-7; de alguna forma es mejor así si se carece del mínimo respeto por parte de uno de los asistentes; Trump nunca ha sido respetuoso ni de las formas, ni de los alternantes; menos aun si es mujer; peor aun si es morena; Claudia tiene esas características.
En las parejas, la dependencia en ocasiones es inevitable; entre familia igual se soporta, pero…; imagínese entre políticos de tanta distancia en su personalidad e intereses que representa.
El no haberse entrevistado con Trump en Canadá como estaba planeado y programado, al final de cuentas fue un golpe de suerte.
Con un enloquecido de poder superfluo neofascista no se puede negociar; con Trump no se puede estar tranquilo y pensar que nada malo va a pasar.
Depender no es bueno de ninguna forma; pero hay situaciones extremas, como en algunas parejas que llegan a ser tóxicas y totalmente insalvables; la dependencia con Estados Unidos tiene poco de recomendable…; sólo que no hay forma de salir de ella.
En fin: nunca preguntes por quién doblan las campanas…, todos saben, menos tu, que es por ti.