sáb. Jul 27th, 2024

Dr. Pbro. Alfonso Verduzco Pardo

El ideal evangélico de la fraternidad tiene como base el sentido de la amistad humana. El hombre busca la amistad como base de su seguridad personal y de su progreso.

Tener amistad es establecer verdaderas relaciones humanas (dar, recibir); es saber amar. (La soledad, la infecundidad espiritual y física es lo más angustioso.)

Hay personas para quienes el problema de amar consiste en ser amado y no en amar. Esto se manifiesta en la psicología o maneras de ser del hombre y de la mujer.

Para el hombre su máximo anhelo, hoy en día, está en tener riqueza, poder y fama. Para la mujer está en su belleza, su atractivo sexual, vestir conforme a las máximas modas, manifestarse con buenos modales (se tiene miedo a parecer “naca”, vulgar, corriente). Se busca un nivel cultural que permita mantener una conversación de cierto nivel, etcétera.

Sin embargo, las modas, modales y demás van cambiando… Después de la Segunda Guerra Mundial una joven que fumaba, que bebía en público, por el mismo hecho despertaba un glamour con atractivo sexual. El hombre, a su vez, tenía que ser agresivo, ambicioso.

Hoy en día, sumergidos en la contracultura del materialismo, del consumismo, del hedonismo, lo que prevalece es la compraventa, el intercambio. Dos personas se enamoran cuando sienten que han encontrado el objeto más deseado, el más útil y conveniente en el mercado de valores: es rico, luego entonces es un buen partido.

Para otros, el valor máximo está en el atractivo sexual y en poder disfrutarlo, de esta manera nada más fácil y agradable que el amor, cuando se entiende así.

Sin embargo, hoy en día, no hay ninguna otra actividad, ninguna empresa que se inicie con mayor ilusión, con tantas expectativas y que, no obstante, fracase con más frecuencia y facilidad como el amor, como el matrimonio.

La gente se enamora y se desenamora, se casa y se divorcia casi con la misma facilidad con que se cambia de ropa.

Amar es todo un arte y pocos lo estudian creyendo conocerlo. Habrá que analizar las causas del fracaso amoroso.

Considero que, no obstante, el profundo anhelo de amar y ser amado que existe en el corazón del hombre, no le damos importancia.

Ponemos más dedicación y empeño, le damos más importancia a buscar dinero, poder, prestigio, éxito, etcétera.

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