sáb. Jul 27th, 2024

J. Luis Seefoó Luján / Profesor investigador del COLMICH

¿Qué  está en juego?

Los escribanos, como observadores del acontecer zamorano -igual que los cantores- debemos aportar nuestro punto de vista a fin de comprender las interacciones relevantes de la madeja social y, en la medida de nuestras posibilidades, sugerir vías civilizadas de solución.

En consecuencia, la primer tarea es precisar que está ocurriendo en la interface “familia de locatarios bien” y “artistas urbanos” de Zamora. Y en esa interacción identificar comportamientos, conductas transgresoras de la buena convivencia y/o de la normatividad.

Adelanto mis creencias: 1) el evento del 14 de mayo no es una casualidad; 2) familia de comerciantes (Lord Angélica) cultiva  prepotencia abonada por la buena relación político comercial con el PAN y Carlos Soto; 3) la autoridad municipal es omisa y si tuviese que actuar lo haría contra los “trabajadores informales”; 4) conforme aumenta el desempleo se acrecientan las tensiones por el espacio; 5) los músicos y/o artistas de la calle no constituyen un problema político – ideológico para los poderes establecidos y no se constituirán en crítica que quite el sueño a los partidos electorales; pero, 6) a corto plazo sí “raspa” al PAN y a su candidato

¿Es un hecho casual?

Un día, digamos de martes 14 de mayo de 2024, un joven cantante urbano -cantor callejero- entona unas canciones acompañado de su guitarra, en un punto muy próximo a “Novias Angélica”. A los minutos de esa calurosa mañana, tres o cuatro personas, tal vez cinco, lo presionan para que se retire de ese sitio. No está dentro de la tienda, no obstruye los aparadores, no está invitando no comprar vestidos de novia ni máscaras o atuendos del “Hombre Lobo” o “La Mujer Maravilla”.

La semana anterior, el miércoles 8 de mayo, el personal de “Novias Angélica” le había invitado a retirarse del sitio que antes fuera la esquina de las calles Allende y Amado Nervo.

El joven, moreno, que puede llamarse Francisco Alejandro, suele cantar en  la contra esquina de la catedral cercana al establecimiento de sombrillas, mochilas y maletas. Usualmente, Alex,  porta una guitarra y en la funda del instrumento de seis cuerdas recibe monedas que el público, a la pasada, deja como una contribución solidaria.

Un caso poco referenciado es Juan Carlos, un  guitarrista adulto que ya ha sido agredido para “que se retire por la buena”. Juan Carlos “rasca bien” su lira eléctrica en la calle Morelos, entre Colón y Ocampo. Buen repertorio, por cierto, donde no faltan “Y la Amo” y  “Sonámbulo” y  así como otras piezas popularizadas por el duo Santo & Johnny Farina.

Más al norte, en el Jardín de “El Teco”, esquina noreste, junto al expendio de pan, desde hace mucho tiempo escuchamos a Fidel Martínez, un heredero de la “Sonora Santanera” quien llega en su bici cargando con bocinas, maracas y tarola así como un extenso surtido de “pistas.

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Para algunos zamoranos  estos conflictos podrían evitarse si los músicos aludidos  se hubieran  retirado del lugar o, mejor, mudado a otra ciudad. De “Lord Angélica – Alex”, rescato esta nota de las redes: “pues, si el chico callejero no entendió, hicieron bien. ¡Que la gente metiche se lo lleve frente a su casa para que le ayude!”. Otra buena conciencia plasmó: “Tan fácil que era cambiarse al lado de Parisina; no es lo más justo, pero pudo evitarse el pleito”.

Por lo que se ve en los videos que circulan desde el martes, unos individuos motivados por José Domínguez González (José Domínguez Jr.) (el hijo del “capulina” Domínguez” N de la R), con cubetas le echan agua a Alex, le recuerdan a la autora de sus días, mojan su guitarra y subrayan si no ha querido irse por las buena, se va por las malas. Cerca de ahí (en los portales) estaba la policía.

¿Existe una causalidad que no se nota en la superficie?

Por los comentarios de actores clave, entre ellos, Juan Carlos Gutiérrez Chavolla, oficial mayor del gobierno municipal de Zamora, se infiere que estamos ante “un pleito entre particulares”, una fricción personal que ha derivado en escándalo innecesario. En tal virtud, la solución se hallará intercediendo para que las partes lleguen a un acuerdo. Un buen indicio es que Gutiérrez Chavolla declaró a los medios la posición del gobierno local:  respeto al arte callejero, convocar a los músicos a rotarse de modo constante  para no saturar espacios y evitar fricciones entre ellos y con los locatarios establecidos (Independiente, mayo 17 de 2024).

Las frases que algunos inscriben en las redes sociales,  exculpan a “Lord Angélica: “Si, por las buenas te piden que no cantes en determinado lugar, por qué no te vas a otro lado y evitas los madrazos”?

En el video, alguno de los individuos que acompaña a José Domínguez González, hijo de Angélica González y José Domínguez, ya había advertido a Francisco Alejandro -músico- con una oración que “saca chispas”: Vete a chingar a tu madre; y, como ha sido una conducta pública del dueños y empleados de “Novias Angélica”, a estos comerciantes “de sangre azul” les incomoda  la presencia de ambulantes y artistas callejeros.

Otro ingrediente, no menos importante es la conexión de la familia  Domínguez González con el poder local: Rocío Domínguez, hija de José y Angélica, participa en la planilla de  Carlos Alberto Soto Delgado y su esposo, Francisco Javier Licea Hernández es Director de Desarrollo Rural y Fomento Industrial en la actual administración de Soto Delgado, alcalde con licencia en campaña para su  reelección.

La hipótesis popular -que comparto- es “el desplazamiento de los pequeños comerciantes y/o los músicos callejeros por la familia Domínguez González (Novias Angélica; Lord Angélica) es la expresión concentrada del capital comercial, conservador, panista, que se apropia del espacio privado y público”.

No es un pleito callejero. No es que José Domínguez Jr. se despertó de malas, no es que el calor lo haya desesperado y en un arranque juvenil le mentó la madre a Francisco Alejandro por sus cantos. Se trata de una acción premeditada desde una posición de mayor fuerza y al amparo de la omisión de la autoridad.

Sugiero cotejar este hecho imaginario: Francisco Alejandro “le raya la madre” a José Domínguez; le lanza agua con un vaso y grita: “Gordo, feo; Hijo de tu %$#”. ¿Cuántos segundos habría tardado en llegar la policía localizada a unos metros bajo el portal? ¿Qué delitos se hubiesen imputado al cantor urbano? Mínimo: “injurias, amenazas, daño moral y psicológico; agresión hidráulica que pone en peligro la vida de José quien padece hidrofobia”. Estas “faltas” serían suficientes para que el juglar de la calle pasara una temporada en el  CERESO – Pochote y perdiera ¡hasta la guitarra! para cubrir parte de los perjuicios materiales y emocionales causados a los integrantes de esta noble familia.

Y, ¿el gobierno garante de los derechos de unos y otros?

En las últimas cuatro décadas, Zamora ha sido gobernada por el Partido Acción Nacional, excepto en los periodos de Guillermo Alejandro Gómez Vega y de Martín Samaguey Cárdenas, en que alternó con el PRI y PT-Morena. En la fase híbrida del Dr. José Carlos Lugo Godínez, compartió con el PAN. Y sea bajo unos logos partidarios u otros, los intereses del capital comercial e inmobiliario han estado bien representados. Ese, me parece, es el nudo central: de forma directa y personal (Nacho Peña, Memo Gómez, Carlos Soto) o a través de profesionistas, ajenos en apariencia a los negocios mercantiles, el rumbo y presupuesto de Zamora lo marca el capital mercantil-inmobiliario.

Paralelamente, conforme el desempleo, el comercio y otras actividades informales se han expandido y han colocado las disputas por el espacio en la agenda diaria, en cualquier lugar de Zamora o Jacona es la misma historia: en calles, banquetas y jardines surgen divergencias por el espacio. En todos lados se discute dónde se coloca uno y qué mercancías deben restringir su venta. Un ejemplo lo protagonizó  Lady Sandias contra un vendedor de fresas (avenida 20 de noviembre, lunes 1° de abril de 2024).

Tianguis y mercado Hidalgo son una bomba que de tiempo en tiempo altera la tranquilidad de muchos y cobra la vida otros. ¿Puede, quiere la autoridad municipal supervisar y garantizar que se cumplan algunas reglas? ¿Pueden, quieren alcalde y oficial mayor intervenir en los negocios que suscitan violencia en el mercado Hidalgo? No.  Ni siquiera es probable que alguna entidad municipal, estatal o federal supervise las básculas y garantice certidumbre en la pesada y en los precios.

Hurgando en el baúl de la reglamentación, desde el Bando Municipal de 2007, ya se leía:  “Para el ejercicio de cualquier actividad comercial, industrial o de servicios por parte de particulares se requiere de permiso , licencia o autorización según sea el caso, que son expedidos por el ayuntamiento” (Bando, 8-06-2007, artículo 105).

Intervenir el submundo del comercio es casi imposible, empezando porque muchos comercios formales establecidos se extienden más allá de la banqueta ocupando la calle y porque no pocos tianguistas son dueños de muchos puestos y manejan varios giros a la vez. De esa manera el indicar: “El permiso, licencia o autorización que otorgue la autoridad municipal, da únicamente el derecho al particular de ejercer la actividad especificada en el documento (capítulo único de los permisos, licencias y autorizaciones” (Bando 2007, artículo 107), es una buena intención.

De Molotov a Creedence Clearwaeter Revival

La protesta musical del jueves 16 en la esquina de Lord Angélica (Allende – Amado Nervo) fue una oportunidad para solidarizarse con estos jóvenes y, más en lo personal, con Francisco Alejandro Guizar. Estos jóvenes no son unos “angelitos”, pero  la libertad de su canto no puede, no debe coartarse. La libertad de expresión y el derecho al trabajo son derechos humanos básicos.

Los zamoranos solidarios que acudieron a buena hora a “cantar las mañanitas” a Angélica  tuvieron el privilegio de escuchar varios proyectos musicales “de un hilo”. La “tocada” empezó con “Dame el poder” (Gimme the power) de Molotov: Yo por eso me quejo  y me dejo /  porque aquí es donde vivo / Yo ya no soy un pendejo / ¿Qué no wachas los puestos del gobierno? / Hay personas que se están enriqueciendo / Dame, dame, dame, dame todo el power / Para que te demos en la madre / Gimme, gimme, gimme todo el poder.

Con guitarras de 6 y 12 cuerdas, bajo,  acordeón, tarola (redoblante), en dueto, trío o variadas formaciones, la interpretación musical de estos  jóvenes mostró versatilidad en géneros, ritmos y letras. La protesta musical fue un derroche de talento. Si Lord Angélica grabó -espero que sí-,  en ese  material tiene más que la voz, el alma de esos muchachos que desde su alegría y desparpajo comprenden la amargura que a Lord Angélica genera su riqueza.

A “Dame el poder” siguieron “Las Mañanitas”, “Mi Yaquecita”, “El Sinaloense” y un florido abanico de canciones que el público conocedor aplaudió y -a veces- cantó y bailó. Los “chavo-rucos” no evitaron silbar o croar con el John Fogerty zamorano: “hace tiempo alguien me dijo que hay calma tras la tormenta … Lo sé / Y ha estado viniendo durante un  tiempo / cuando termine, dicen lloverá un  día soleado / Lo sé  … los rayos caerán brillando como agua … ¿Alguna vez has visto la lluvia?

Es conveniente anotar que estos jóvenes, solos o en grupo, cantan y bailan; entonan lo que les gusta, sea por el ritmo o la rima; y lo mismo “se echan” un narco corrido, una balada de Juan Gabriel  o una canción de Credence. Cantan por gusto y por llevar unos pesos a su hogar. Algunos tienen hijos, familia.

¿Qué está en juego?

No está en cuestión la libertad de cantar; no el derecho a expresarse. No mientras no moleste a los dueños de Zamora. Lo que sí está en veremos es el uso y disposición del espacio urbano. Lo que sí está en predicamento es el respeto que merecen todas las personas; lo que sí está en  tensión es la ilimitada prepotencia de los grupos que concentran riqueza aliados al poder público.

Por distintas motivaciones, algunos servicios van desapareciendo o son “orillados a la orilla” (los guayineros por reglas sanitarias y de tránsito) mientras que otros florecen invadiendo calles y banquetas (restaurantes y cafeterías en la avenida Virrey) y algunos (como la propaganda electoral) saturan bardas, árboles, cableado, kiosko municipal y no pasa nada. Urge que la autoridad encabece la discusión  de un plan (inaplazable) para el uso del espacio; es imperioso inhibir los brotes de violencia en cada esquina o banqueta

Entre tanto echemos porras a todos los Francisco Alejandro para que no calle el cantor, porque el silencio cobarde apaña la maldad que oprime // (porque) No saben los cantores de agachadas; No callarán jamás de frente al crimen.

Zamora, Michoacán, mayo 17 de 2024

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