LA ECONOMÍA Y USTED…
Eliseo Castillo
LA SOMBRA TE ADIVINA
“Con la vieja historia del mañana,
llevada en las alforjas de la vida, camino,
con la sonrisa del anhelo ensayada,
con un puño de sueños por esperanza,
mientras te busco entre las sombras del recuerdo,
como forma de destino te invoco,
sin prisa hago camino…, te espero”…
elíseo.
A veces la honestidad de las circunstancias nos da lecciones de vida ante la muerte, a veces se cumplen las máximas como la de que “cae más fácil un hablador que un cojo”; sobre todo cuando los intereses económicos se ponen sobre la mesa.
La sociedad ha creado la figura del mercado como forma de darle un precio y valor a las cosas y acciones que realizamos en grupo… “tanto tienes, tanto vales”.
El valor de la vida de Debanhi, la chica muerta hace un año…
El precio del tema de su muerte en el mercado del espectáculo.
Hace más o menos un año, causó revuelo en la prensa y redes sociales la desaparición, y la desdichada información de su localización sin vida en condiciones más que sospechosas (supuestamente ahogada accidentalmente en un aljibe).
Los días posteriores a su localización sin vida fueron de un estrés informativo y declarativo intenso; la familia se aferró a luchar contra el olvido; contra la idea de dejar las cosas por la paz y en las manos de la justicia; tan desacreditada como está en el país…
Los padres promovieron la justica para la hija; buen número de comunicadores, en radio, televisión, pero sobre todo en redes sociales aprovecharon el momento de promoción para salir a declarar, manifestar su rechazo a la violencia; y todo eso que se ha vuelto la moda en los espacios públicos; de repente medio mundo era altruista y celoso guardián de los derechos humanos; pero, sobre todo, defensores de la justicia para Debanhi.
Desde luego, ante el vuelo que alcanzó el caso, los medios le dieron espacios a todas horas; incluso fue tema de las mañaneras del presidente AMLO…; de repente, la muerte de la chica, y el dolor y desgracia de la familia ocuparon espacios impensables; la maquinaria de propaganda estaba en movimiento.
El dolor, la rabia, el desconsuelo se unieron con la desesperanza por la realidad que estaba ante os ojos sociales… ¡no hay respeto para las mujeres en este país!
Un año después de esta tragedia, por los medios nos enteramos que el padre de Debanhi se encuentra analizando las candidatas entre las actrices más populares, para llevar a la pantalla la vida de la hija muerta…
¿En qué quedamos…?
¿No aceptamos que lo que importa es la vida de las personas…?
Se repite la historia … ¿cuánto vale una vida?
Nuevamente la realidad ácida nos da de bofetadas…: “poderoso caballero es don dinero”, escribió Francisco de Quevedo; hoy lo constatamos…, es muy poderoso el interés de por medio, cuando de hacer negocios se trata; como lo sentenció el padre de la economía liberal, Adam Smith; al señalar, que no es del “buen deseo” del carnicero o del panadero, de los que se habrá de obtener la comida o la cena del día de hoy; sino del interés que estos tienen al vender carne y pan.
Resulta que aquel padre lastimado por la desaparición y muerte de su hija; aquel padre que se batió contra el olvido para clamar justicia ante el atropello contra la misma; hoy se dice preocupado por seleccionar a las candidatas más adecuadas para que representen la vida de su hija en la pantalla; creo que en alguna entrevista analizaba la posibilidad de que fuera Belinda la que represente la vida de su hija.
Sería interesante saber lo motivos que lo llevan a tal tarea; ¿la selecciona por su capacidad de actuación…? ¿por su popularidad…? ¿por sus escándalos…? ¿por su cuerpo…?
¿Cuanto valdrá el valor del recuerdo de si hija…?
¿tendrá sentido cuidar su recuerdo por encima del mercado del chisme…?
¿Vale la pena poner sobre la mesa el precio de la imagen de su hija a cambio de no sé qué beneficios…?
Al final solamente reajustamos una de las prácticas que se usan en este espacio frecuentemente…
¿Cuánto vale una vida…? lo cambiamos por un lacónico y lapidario…, y terriblemente vergonzoso y humillante…
¿Cuánto vale el recuerdo de su hija muerta…?
¡Qué pena!